O por qué deberías de tener más cuidado con las fotos de tus hijos.
En las fechas de escribir este artículo tengo 41 años y soy padre. Pero este fenómeno se va observando y preocupando a las autoridades desde hace cierto tiempo.
Mi generación fue a la que le explotó internet en la cara, y aunque era un poco rudimentario en aquella época, teníamos chats (mIRC, Messenger), foros (Miarroba, Melodysoft o PHBB), y unas primeras redes sociales un tanto precarias (Fotolog, Myspace, etc).
Y ya había problemas de acoso, alguna que otra publicación de imagen no permitida. Pero al no estar tan extenso y sobre todo al tener que ser necesario un ordenador con una conexión precaria y que la mayoría de las veces copaba la lina, pues no era un problema tan grande como hoy en día.
Hoy por hoy, la inmediatez de las RRSS, de los chats en dispositivos móviles. Hace que una pequeña filtración se expanda a nivel global en segundos. Ya que rápidamente se reenvía a todos los contactos (y tenemos cientos) o se vuelve viral por la red en base a nuestros seguidores o los seguidores de estos. Algo que es mucho más fácil que antes ya que hacer seguidor es algo tan sencillo como un “clic”.
Pero volviendo al título del artículo, ¿qué es el sharenting?
Pues ni más ni menos esta palabra es un anglicismo que viene a decir “lo que comparten los padres”, en resumen, compartir las primeras sonrisas, pasos y las anécdotas de nuestros pequeñajos en todas las redes sociales.
Se ha vuelto algo tan común que el propio diccionario Collins lo incluyó en 2016. Y es un fenómeno que no ha dejado de crecer.
Hasta la fecha, no ha habido ninguna otra generación con una infancia tan pública, y es bastante probable, que cuando crezcan, muchos no estén de acuerdo con ello.
La importancia de la huella digital.
Como hemos explicado en “Identidad digital”, la huella digital es nuestro rastro en internet, y es igual de importante. Por ella, nos pueden rastrear, y puede haber casos en los que por ciertas publicaciones puedan restringirnos de cierto empleos, o que nuestras fotos se vean comprometidas en sitios web de dudosa reputación.
Según Ofcom mediante noticia del The Guardian:
“Un informe de Ofcom encontró que de los padres que comparten fotos, el 52% dijo que sus hijos están felices de que lo hagan y el 84% dice que solo comparten cosas con las que sus hijos estarían felices.”
“…Aparentemente está teniendo un efecto negativo, particularmente en los jóvenes, con un tercio de los encuestados por Ofcom diciendo que las fotos de otras personas les hicieron sentir que su vida no coincidía. Esto aumenta al 53% para las personas de 18 a 24 años y al 45% de las personas de 25 a 34 años.
Algunos jóvenes recurren a eliminar selfies de sus perfiles si no obtienen suficientes «me gusta» o retuits, o se desetiquetan y se desvinculan de las fotos y publicaciones de otros, según el informe…”
Posibles fraudes
Yendo un poco más allá del posible debate ético parental sobre si publicar o no fotos de menores, hay que saber que puede haber riesgos sobre su identidad digital en un futuro cercano.
Según una noticia, el banco Barclays:
“El banco dice que los padres están comprometiendo la seguridad financiera futura de sus hijos con tanto intercambio en línea.
Barclays pronostica que para 2030 podría costar casi 670 millones de libras esterlinas en fraude en línea.
Los especialistas en seguridad del banco dicen que las redes sociales significan que el fraude de identidad «nunca ha sido tan fácil»
«Otra década de padres compartiendo demasiada información en internet producirá 7,4 millones de casos al año de robo de identidad hacia 2030″, asegura la empresa.«
Todo esto a base de información del tipo cumpleaños, eventos importantes de nuestros hijos, lugares especiales, etc… Y lo peor de todo, no es que lo suframos nosotros, si no que al ser información de nuestros hijos, lo sufrirán ellos.
Además de los casos, por desgracia, más típicos de pornografía infantil, ciberacoso, ciberbullying, etc…
¿Qué podemos hacer?
Ser conscientes de qué publicamos, dónde los publicamos y con qué privacidad lo publicamos. De ahí la importancia de saber que tenemos una identidad digital, y que hemos de cuidarla tanto como la física. No digo real, por que ambas, ya son reales y conviven juntas.
Además de revisar los ajustes de privacidad, también es muy recomendable tapar su cara e ir educando en los términos digitales, como cualquier otro concepto de la vida más (educación, respeto, sexualidad, etc…)